05 febrero 2011

LOS DOCE PILARES DE LA CATEDRAL DE LINARES (II - PRIMER ENSAYO)


A las 21:30, en nuestro almacén, 32 obreros dispuestos a que nuestro capataz dé la orden.

En principio, reparto de ropa a los nuevos e intrépidos constructores, el resto, ya la tenemos porque hemos trabajado otros años en el intento de construir la Catedral.  Algunos, siguen manteniendo la ropa que en su momento se les facilitó y otros que buscan algo más de seguridad y confort en el trabajo encomendado, se preocupan de buscar ropa adecuada para lo que se nos viene encima, y nunca mejor dicho.

A continuación, reparto de peones por parte de algunos oficiales con experiencia y saber hacer, para ayudarles a comprender la importancia del “ir bien vestio”. Como todo en esta vida, nadie nace enseñado, pero paso muy importante es tener ganas de aprender, y qué mejor manera que hacerlo de manos de aquellos que ya se han visto bajo la Cúpula de la Catedral en alguna que otra ocasión.

Recordemos que además de trabajo fino, en ésta encomienda, se realiza trabajo muy físico, por lo que un buen “fajao” nunca viene mal, es más, se trata de un paso obligado. Otra cosa más que aprenden los nuevos y que recuerda algún que otro oficial despistado.
Antes de comenzar con nuestro trabajo de hoy, nuestro Capataz, da las pertinentes instrucciones a todos, explicando especialmente el trabajo a realizar  por parte de los nuevos, ya que no nos olvidemos, sin los peones, no se construyen catedrales.

Y llega el momento, es hora de ponerse manos a la obra, a esta maravillosa obra que esperamos que esté concluida el próximo 21 de Abril. Como buenos católicos, rodillas al suelo y un rezo para que los que siempre nos acompañan, no nos abandonen en este momento, para que nos cuiden, para que nos ayuden a comprender el por qué de esta obra. RUEGA POR NOSOTROS.

Suena el primer martillo, tres golpes acompasados y una voz motivadora se dirige al fondo de la Catedral, ¿nos vamos? Menuda contradicción, "si acabamos de empezar", piensa más de uno de los nuevos, hasta que se da cuenta de que es la orden para hacer trabajar la mente, el cuerpo y el alma.

Comienza el trabajo.

Movimiento al unísono, totalmente compenetrado, mucho talón para buscar la elegancia y evitar lesiones, un poco la izquierda y un poco más la derecha, en función de lo que necesitemos, ánimos y muchas ganas. Poco a poco va subiendo el segundo Pilar de la Catedral de Linares.

Jornada dura de trabajo, de las de recibir el calor en el cuerpo a pesar de la fría noche que se nos prestaba, de las de recordar otras gestas, de las que llegan tan adentro que hacen que oficiales ya retirados pasen cerca de la Catedral y no tengan otra que decir “Capataz, ¿hay un hueco donde prestar mi trabajo?”. Me alegro mucho de tu vuelta, Hermano.

Jornada de reflexión, como todas, del recuerdo de los que ya no están, en la voz de quien estando dentro, estuvo fuera y compartió esos momentos con el Capitán del Barco que nos precede, del recuerdo de nuestros largos y por supuesto, cómo no, de los “Power Rangers”.

Una jornada “bien trabajá”, la meta cumplida, vuelta al almacén y el segundo pilar completado.
Tan sólo nos quedan 10, el número de la excelencia, esa excelencia que ha de ser trabajo de todos, labor de todos y orgullo de todos.

“Hasta la semana que viene”, y como elogio a los buenos mineros de nuestras tierras, algunos mojamos el trabajo y departimos en amenas conversaciones sobre lo resuelto, lo bueno y lo malo, que de todo se aprende.

Martillo y trabajadera, que conjunción más hermosa, y si encima es bajo la Cúpula de la Catedral de Linares, es para llegado el día, dejar este mundo con toda la satisfacción esperada.

1 comentario:

  1. Bien David, bien, muy bien narrado lo que fué el ensayo, enhorabuena artista¡¡

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